Esta mañana han empezado los encierros, he visto la repetición tomando un café con Luís. Precisamente hoy pero de 1934 un estudiante, Álvaro, se decidía a llevar una vida de entrega en el Opus Dei.

Monseñor Álvaro del Portillo no se separó ni un milímetro de aquella decisión durante el resto de su vida. Para mi es un ejemplo de como se deben afrontar las decisiones que uno toma en la vida. A los adolescentes que doy clase les cuesta mucho entender que no se puede elegir algo sin renunciar, no se puede hacer de todo, claro está, pues entonces no se hace en serio nada.

En fin, dejo aquí mi pequeño homenaje a alguien tan grande como Monseñor Álvaro del Portillo.